Muy rara vez hago cosas que me hagan sentir como un turista. Lo mío es el slow travel, el slow life, el slow food. Todo lento, muy lento.
El problema es que, cuando viajas en familia, a veces olvidas lo cansado que te vas quedando hasta que ¡pum!, se te acaban por completo las reservas de energías y sin energías, quieres hacerlo todo muy rápido para ir a descansar, contradiciendo el manifiesto slow travel. Y eso fue lo que nos pasó en nuestra última visita a París.
Después de recorrer y cruzar varios barrios de París, pasando por Raspail y Montparnasse, con un paseo por los preciosos jardines de Luxemburgo, decidimos tomar un autobús hasta los Campos Elíseos, caminando hasta llegar al Arco del Triunfo.
Es cierto que así dicho no parece tanto. Pero sumarle un cochecito, una niña de 12 kilos y todos lo que necesitas para mantener a la criatura contenta durante un día entero. Verán que hace la diferencia.
Así que llegamos al Arco del Triunfo, con muy escasas energías, y debíamos regresar, por lo menos a la Torre Eiffel para caminar luego a nuestro hospedaje, un guapo apartamento que habíamos alquilado a través de AirBnb.
Siendo fiel a nuestro movimiento slow, decidimos omitir el taxi, y en su lugar, alquilar un paseo en bicicleta ¡con chófer y todo! En una ciclo-rickshaw.
El paseo duró unos 10 minutos y ¡nos divertimos como enanos! Este fue el resultado, que por cierto, termina con unas maravillosas vistas sobre la Torre Eiffel desde Trocadero: