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Qué ver en el Louvre

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By Roy Reyes

El Louvre ostenta el honor de ser el museo más visitado del mundo y uno de los mejores museos de Europa pero tal distinción no es casualidad. Abierto desde 1793, fue el primer museo del mundo en mostrar una colección de arte al público en general. Naturalmente, hay mucho que ver en el Louvre, ya que aquí se encuentran algunas de las obras más famosas de la humanidad.

Sigue leyendo para conocer las 15 obras imprescindibles que no te debes perder en el Louvre y la ubicación exacta de cada de estas obras en el museo.

La Mona Lisa, lo principal que ver en el Louvre

© The Free Birds/Unsplash.com

Sin lugar a dudas, la Mona Lisa, una de las pinturas más icónicas y enigmáticas que puedes encontrar en el Louvre. De las obras de Leonardo da Vinci es sin duda la más universal y emblemática. En pocas palabras, una de las pinturas más famosas del mundo.

Pintada durante el Renacimiento italiano, La Mona Lisa es una obra maestra conocida por la enigmática sonrisa de la retratada y su mirada penetrante. Ubicada en la Sala 711, ala Denon, planta 1, esta obra atrae a multitudes de admiradores que buscan captar cada detalle de su perfección.

Ten en cuenta que es la sala más concurrida del Louvre y siempre está rodeada de una multitud impresionante de personas.

La Venus de Milo

© NakNakNak/Pixabay.com

Nuestra siguiente parada nos lleva a la Sala 344, ala Sully, planta 0, donde la Venus de Milo reclama su lugar como una de las esculturas más exquisitas de la antigua Grecia.

Fue descubierta en el año 1820 en la isla de Milo y aunque es una de las representaciones más conocidas del período helenístico, no se sabe con exactitud quien fue el artista que la esculpió. Aunque se ha atribuido al artista Alejandro de Antioquía, entre los años 130 y 100 a.C.

Representando la diosa del amor y la belleza, esta estatua sin brazos sigue cautivando a los visitantes con su elegante serenidad y gracia intemporal.

El Código de Hammurabi

Dirigimos nuestra atención hacia el antiguo Oriente, específicamente a la Sala 3, ala Richelieu, planta 0, donde se encuentra el famoso Código de Hammurabi. Este imponente relieve de piedra es una de las obras mas importantes que ver en el Louvre.

Esta obra tallada revela un conjunto de 282 leyes y normas del Código de Hammurabi, escrito en 1750 a. C. por el rey de Babilonia Hammurabi, brindándonos una visión fascinante de la vida y la justicia en una civilización antigua y de la antigua Mesopotamia.

Las Bodas de Caná

Las Bodas de Caná. © Public domain

Exploramos el arte renacentista en la Sala 711, ala Denon, planta 1, donde Paolo Veronese nos sumerge en un festín bíblico con su obra «Las Bodas de Caná». Los detalles exquisitos y la composición magistral de esta pintura nos transportan a un banquete lleno de vida y personajes históricos.

La Libertad Guiando al Pueblo

La libertad guiando al pueblo. © Wellington Silva/Canva

La Revolución Francesa cobra vida en la Sala 700, ala Denon, planta 1, a través de la mirada apasionada de Eugène Delacroix en «La Libertad Guiando al Pueblo». Esta pintura captura la lucha y el espíritu revolucionario de la época, convirtiéndose en un símbolo eterno de libertad y cambio.

Psique Reanimada por el Beso del Amor

© Sara Darcaj/Unsplash.com

En la Sala 4, ala Sully, planta 0, encontramos una escultura que personifica la unión entre el amor y el alma. «Psique Reanimada por el Beso del Amor», creada por Antonio Canova en 1793, captura el momento mágico en que Psique recupera la vida a través del beso de Cupido.

La Consagración de Napoleón

La Consagración de Napoleón. © Public domain

En la Sala 702, ala Denon, planta 1, el pintor Jacques-Louis David nos sumerge en el esplendor de una época con «La Consagración de Napoleón». Esta monumental pintura celebra la coronación de Napoleón Bonaparte como emperador y presenta un derroche de detalles históricos y simbolismo.

La Victoria de Samotracia, un imprescindible que ver en el Louvre

La Victoria de Samotracia. © LoboStudioHamburg/Canva

En la Sala 703, ala Denon, Escalera de Daru, nos encontramos frente a una de las esculturas más impactantes de la antigüedad: la «Victoria de Samotracia».

Esta figura alada de la victoria, erguida sobre la proa de un barco, irradia energía y movimiento, evocando un sentido de triunfo eterno.

La Balsa de la Medusa

La Balsa de la Medusa. © Public domain

La tragedia y la desesperación se manifiestan en la Sala 700, ala Denon, planta 1, a través de la pintura «La Balsa de la Medusa» de Théodore Géricault.

Este dramático lienzo narra la historia de un naufragio y la lucha por la supervivencia en alta mar, encapsulando el sufrimiento humano y la esperanza en medio de la adversidad.

El Sarcófago de Cerveteri

El Sarcófago de Cerveteri. © Public domain

Viajamos en el tiempo hasta la antigua Roma al contemplar el Sarcófago de Cerveteri en la Sala 4, ala Denon, planta 1.

Este sarcófago de terracota ricamente decorado nos conecta con la cultura funeraria de la antigua Etruria y nos permite explorar la mitología y el arte de la civilización romana. Data aproximadamente del año 520 a. C.

El Escriba Sentado del Antiguo Egipto

El escriba sentado. © Rama/Wikimedia – CC BY-SA 3.0 FR

La Sala 635, ala Sully, planta 1, nos revela la maestría artística del antiguo Egipto a través del «Escriba Sentado». Esta escultura de un escriba en actitud reflexiva y concentrada es un ejemplo magistral de la habilidad egipcia para capturar la expresión y la vida en el arte.

Es una de las esculturas mejor conservadas y representativas de la antigua civilización egipcia. Fue creada entre los años 2480 y 2350 a. C.

Autorretrato de Durero

Autorretrato de Durero. © Public domain

En la Sala 809, ala Richelieu, planta 0, nos encontramos cara a cara con el genio artístico de Alberto Durero a través de su «Autorretrato». Durero es considerado el máximo representante del Renacimiento alemán y esta pintura, también conocida como «Autorretrato con flor de cardo», es una de las obras imperdibles que ver en el Louvre.

No debe confundirse con otro de sus famosos autorretratos que actualmente se encuentra en el Museo del Prado.

La obra nos invita a contemplar la introspección del artista y a reflexionar sobre su contribución al Renacimiento nórdico.

Los Caballos de Marly

Los caballos de Marly. © Alex Harmuth/Unsplash.com

En el majestuoso patio del ala Richelieu, planta 0, los «Caballos de Marly» dominan la escena con su presencia imponente.

Esta escultura ecuestre, encargada por el Rey Luis XV de Francia a Guillaume Coustou en 1745, celebra la grandeza y la belleza de estos magníficos animales. En la Plaza de la Concordia de París podrás encontrar una réplica

Toros Alados de Khorsabad

© Daniel Ferreira-Leites Ciccarino/Canva

La Sala 229, ala Richelieu, planta 0, nos transporta al antiguo imperio asirio con los «Toros Alados de Khorsabad». Estas colosales figuras aladas nos ofrecen una visión de la imponente arquitectura y el arte de la antigua Mesopotamia.

Este tipo de esculturas recibían el nombre de «lamassu» y solían guardar las entradas de ciudades y palacios en la antigua ciudad de Dur Sharrukin, en el Imperio de Khorsabad, actualmente Irak. Se creía que protegían de y ahuyentaban a los malos espíritus y enemigos.

La figura exhibida en el Louvre, construida alrededor del año 706 a. C., fue descubierta por Paul-Émile Botta, notable arqueólogo francés, a mediados del siglo XIX. Dada su increíble conservación y alto nivel de detalle artístico, es una de las obras más importantes que ver en el Louvre.

La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana de Da Vinci

Nuestro recorrido culmina en la Sala 710, ala Denon, planta 1, con la emotiva pintura de Leonardo da Vinci, «La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana». Esta obra maestra presenta una conmovedora representación de la Virgen María, el Niño Jesús y Santa Ana, generando un momento de reflexión y espiritualidad.

Planifica tu visita al Louvre

© thomasstaub /Canva

Antes de sumergirte en la maravillosa colección del Louvre, ten en cuenta que la duración de la visita puede variar. En promedio, se necesita alrededor de 3 a 4 horas para recorrer las obras imprescindibles, pero si deseas explorar más a fondo, considera un tiempo adicional.

Por otro lado, sobre todo si andas corto de tiempo y de dinero, quizá estés pensando si vale la pena invertir horas recorriendo el museo. Si este es el caso, te contamos en clave humorística 9 motivos por los que no debes ir al Museo del Louvre

El Louvre es un faro cultural que ilumina la historia y la creatividad de la humanidad. Cada obra nos invita a contemplar la profundidad y la diversidad del arte, nos conecta con los pensamientos, las aspiraciones y las inquietudes de nuestros ancestros.

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