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Qué ver en los Alpes Franceses y las mejores pistas de esquí para disfrutar del invierno

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By Adriana Herrera

Si eres un amante de los deportes de invierno o te gusta hacer senderismo de montaña, seguro has soñado más de una vez con recorrer los Alpes franceses. Esta zona central de Europa, compartida con Italia y Suiza tiene muchos destinos y actividades para complacer ese ánimo aventurero.

Ya hicimos un recorrido por los pueblos del sur de Francia, pero quédate aquí porque te vamos a contar qué ver y hacer en los Alpes franceses, los mejores sitios para esquiar y las vistas que no te puedes perder en medio de estos paisajes alucinantes. 

Qué ver en los Alpes Franceses

La cadena montañosa de los Alpes y que ocupa toda Europa Central -desde el mar Mediterráneo hasta el Danubio- se extiende 1200 kilómetros por varios países: Francia, Suiza, Italia, Austria, Alemania, Mónaco, Eslovenia, Italia y Liechtenstein. 

Son en total 84 cumbres que superan los 4.000 metros de altura y entre los que resalta el pico Mont Blanc, el más alto y emblemático de todos en los Alpes franceses. Pero vamos a contarte más sobre esos lugares que no puedes dejar de ver:

Chamonix

El bonito pueblo de Chamonix. © Canva

Chamonix es considerada la capital de los Alpes franceses. No solo es el típico pueblo alpino repleto de casas pintorescas con entramados de madera, calles empedradas y flores, un río que lo atraviesa y con vistas impresionantes hacia las montañas; sino que es el punto de partida para muchas de las actividades que puedes hacer en los Alpes.

Desde Chamonix salen las rutas hacia el pico Mont-Blanc que está prácticamente a sus pies. Además, puedes esquiar en 4 zonas: Brevant/Flegere, The Grands Montets, Les Houches y Le Domaine de Balme. 

También puedes tomar el tren cremallera de Montenvers para llegar al glaciar Mer de Glace (¡el más grande de Francia!) y bajar hasta Grotte de Glace, una cueva de hielo que está a los pies del glaciar. Sube hasta el lago Lac Blanc o al mirador L’ Aiguille du Midi, del que ya te vamos a contar más. 

Mont Blanc, el pico más alto de los Alpes franceses

El Montblanc es el pico más alto en el ámbito de la Unión Europea y segundo del continente europeo. © Canva

El Mont Blanc es el más alto de los picos alpinos y el de mayor altura en la Unión Europea. Sus 4.807 metros se alzan entre Francia e Italia y es el mayor atractivo para los amantes del montañismo que visitan esta zona de los Alpes franceses.

Más allá de sus múltiples rutas de senderismo, miradores y caminos para llegar en telesilla, tren o en auto desde Chamonix; hay varias alternativas que no te puedes perder.

Como subir hasta el glaciar de Bossons -uno de los varios que hay en el macizo- y en el que se forma la cascada de hielo más grande de Europa, que llega hasta el valle de Chamonix.

Vistas del Montblanc desde el Lago de Cheserys. © Canva

También puedes subir en el Tramway du Mont Blanc (el tren cremallera con más altitud de Francia), desde el pueblo de Saint-Gervais-les-Bains para llegar a la cima por la ruta más clásica. El paisaje es alucinante y podrás ver el agua del glaciar de Bionnassay. 

L’ Aiguille du Midi, el mirador más alto de los Alpes franceses

Mirador en L’ Aiguille du Midi. © Canva

El L’ Aiguille du Midi es el mirador más alto de los Alpes franceses. Está a 3.842 metros sobre el nivel del mar, precisamente en el Mont Blanc. Se llena muchísimo de turistas durante el invierno, pero creemos que no hay que dejar de ir.

La manera más fácil de llegar es tomando el teleférico desde Chamonix y aunque no es nada barato (el ticket básico cuesta 55€ ida y vuelta) las vistas merecen toda la pena. Es también el camino más cómodo para los senderistas que luego buscan algunas de las tantas rutas de trekking hay en el lugar. 

Una vez arriba, puedes caminar por El Tubo, un paso junto a la montaña no apto para los que sufren de vértigo. O quedarte de pie en Le pas dans le vide, un tramo del mirador con el suelo transparente en el que podrás sentir los dos mil metros de altura bajos tus pies. 

Annecy, la Venecia de los Alpes

El famoso Palais de l’Île – Annecy. © Canva

De los pueblos de los Alpes franceses que te vas a encontrar, Annecy es uno de los más bonitos. Se le conoce como la Venecia de los Alpes por sus canales de agua bordeando los edificios del centro histórico. Eso, junto a sus arcos medievales y calles empedradas, hacen que parezca sacado de un cuento.

Visita el Palais de Lîle, una antigua prisión del siglo XII que atrae a miles de viajeros cada año. Y deslúmbrate caminando por la Rue Filaterie, donde se desborda el encanto de este pueblo.

El interminable y gigantesco Lago de Annecy. © Canva

Gran parte de la atención se la lleva el lago de Annecy, considerado uno de los más limpios del mundo. Ver ese paisaje rodeado de montañas y de caminos que llevan a otros pueblos, es una de las postales más bonitas que podrás admirar. 

La Plagne, uno de los mejores lugares para esquiar en los Alpes franceses

Estación de esquí en La Plagne. © Canva

La Plagne es una de las estaciones de esquí más populares en los Alpes franceses. Está situada en el valle de Tarentaise y fue creada en 1961. Así que no solo estarás disfrutando de un buen lugar para esquiar, sino de uno con mucha historia y con vistas alucinantes.

La estación se extiende desde los 1.200 a los 3.250 metros sobre el nivel del mar y tiene 425 kilómetros de pistas aptas para todos los niveles de esquiadores. Semejantes medidas la han convertido en ¡la segunda zona de esquí más grande del mundo!

Teleférico La Plagne. © Ricardo Ramirez/Guiajando

En La Plagne vas a conseguir un parque de nieve con dos zonas de freestyle y otra de esquí nórdico. Además, tiene pistas de bobsleigh (un deporte de invierno) en la que se han celebrado varias copas de Francia, Europa y el mundo.

Si quieres más adrenalina, desde allí puedes practicar vuelos de ala delta, parapente, bicicleta de montaña y escalada. ¡El paraíso de los aventureros!

Estación de esquí Le Grand Bornand

El pueblo de Le Grand Bornand. © Canva

Le Grand Bornand es un pueblo de montaña tradicional situado entre el pico Mont Blanc, el lago de Annecy y Suiza. Es de los sitios más visitados en los Alpes franceses, pues mezcla el encanto del pueblo con las instalaciones modernas de la estación de esquí.

La estación de Le Grand Bornand se divide en dos partes: Le Grand-Bornand Village, a 1.000 metros sobre el nivel del mar y luego, Le Grand-Bornand Chinaillon a 1.300 metros (por cierto, Chinaillon es otro pueblo increíble entre la montaña).

Aparte de muchas rutas de senderismo, aquí vas a encontrar pistas para todos los niveles de esquí alpino, esquí nocturno, biathlon, fatbike, trineo-pony y cualquier actividad sobre nieve que se te ocurra. Recuerda empacar ropa adecuada para la nieve.

Además, no te puedes ir sin probar algún bocado de la comida típica de Francia, sobre todo, las especialidades que ofrecen a base de queso reblochon. 

Megève

A pie de pista en la estación de Megève. © Canva

Megève es uno de los pueblos de los Alpes franceses más bonitos que hay. Está situado a más de 1.000 metros en el corazón del Mont Blanc y parece una postal: calles empedradas, chalets tradicionales, una plaza que deriva en una zona peatonal y muchas tiendas y restaurantes.

Además, en la estación de Megève encontrarás 400 kilómetros de pistas esquiables, divididas en 4 zonas accesibles desde el centro del pueblo: Caboche, Mont-d’Arbois, Cote 2000 y Saint-Gervais.

El pintoresco pueblo de Megève. © Canva

Desde ellas podrás apreciar las vistas del Mont Blanc y sobre el valle de Megève, mientras practicas esquí de montaña, esquí de fondo, snowboard o te atreves a hacer una excursión con perros de trineo. 

El camino del Calvario, el paseo al lago Javen o hacia Haut Combloux son algunas de las rutas de senderismo más buscadas por los viajeros que van a Megève por su belleza, las vistas y la tranquilidad. 

Morzine

El «ski resort» de Morzine. © Canva

Morzine es otro de los pueblos más auténticos que podrás ver en los Alpes franceses. Está situado en lo alto de Chamossière, con el lago de Ginebra hacia el norte y el pico Mont Blanc hacia el sur. Además, está en pleno corazón de la Portes du Soleil, un gran complejo con 650 kilómetros de pistas de esquí que lo convierten en un destino ideal para disfrutar del invierno. 

Y es que Morzine es un pueblo muy familiar, lleno de senderos bien señalizados para recorrer a pie o en bicicleta; muchos restaurantes, y con aire único que le dan sus chalets de piedra, pues su arquitectura y tradición han consolidado un patrimonio importante en la región.

La Tartiflette, uno de los platos más típicos en los Alpes Franceses. © Canva

Si algo distingue a Morzine, además del paisaje, es su gastronomía. Allí podrás degustar platos como los tradicionales Tartiflette y la Raclette, quesos con Denominación de Origen como el exquisito Beaufort y el clásico Farcement, una mezcla de patatas, ciruelas pasas y tocino.

Dicen que es una de las mejores de la Alta Saboya. ¡Habrá que probarlo!

Grenoble

© Canva

Grenoble es una de las puertas de entrada a los Alpes franceses y un destino muy popular entre los alpinistas y esquiadores.

Se trata de una ciudad atravesada por el río Isere y rodeada por las montañas Vercors, Belledonne y Chartreuse. Lo que significa que podrás disfrutar de paisajes únicos, lejos de lo más tradicional.

El peculiar teleférico de Grenoble. © Canva

Es famosa por su teleférico -uno de los más antiguos de Europa- el fuerte de La Bastilla y el Museo Dauphinois, situado en un antiguo convento. Pero es que además de su entorno natural, es una ciudad de ambiente universitario, muy verde y recomendable para tener días tranquilos en familia.

No dejes de caminar por el casco viejo y buscar la Plaza de Notre Dâme, la Catedral, el Palacio del Obispado o la Plaza de St. André, considerada una de las más bonitas de Grenoble.

Chambéry

© Canva

Y en esta lista de todo lo que puedes ver en los Alpes franceses, no podía faltar Chambéry, un pueblo pequeño que se alza entre Lyon, Grenoble y Annecy, que fue residencia de los Duques de Saboya desde los años de 1232 hasta 1536. ¡Mucha historia entre montañas!

El pueblo de Chambéry resalta por sus calles pintorescas y su animado ambiente alpino. Una vez allí no hay que dejar de buscar la Fuente de los Elefantes (el monumento más famoso de la ciudad), la basílica-catedral de San Francisco de Sales y, claro está, el castillo de los Duques de Saboya.

Más allá de sus calles llenas de historia, puedes visitar los lagos naturales más cercanos: Bourget y Aiguebelette, de un color esmeralda que te sorprenderá.

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